30.5.12

Arequipa en flores (parte II)

¡Me había olvidado completamente que existía una "Parte II" (¿ya vieron la Parte I de este post?)! Estas son otras florecitas que encontré en nuestro viaje a Arequipa. Últimamente, ando pensando y recordando en lo linda que es esa ciudad, y que tengo intenciones de regresar algún día, pero a pasar las noches en el frío Colca y abrigarme como loca.








25.5.12

Ese sobrenombre que se convirtió en amor


Capulí. Cada vez que mi madre pronunciaba esa palabra, se escarapelaba el cuerpo. Ese era el nombre con el que designaba mi color de piel, porque no soy ni totalmente blanca como ella, ni negra, ni chola, ni serrana, ni zamba... Soy color capulí.

Por lo general, mi madre me mandaba a hacer ropa, cosa que demandaba ('lógicamente') sendas visitas a la costurera, visitas que me tenían hinchada. La dichosa mujer vivía en La Perla, en el otro extremo de la ciudad, y eran horas de horas que me pasaba sentada viendo televisión (sin cable) o jugando con los adornitos que la señorita tenía en su sala, hasta que se dignaran a dejar de parlotear.

Previamente a las visitas a la bendita costurera, teníamos que
ir en busca de las telas. Íbamos o al mercado de Jesús María, o al de Lince, o al de Magdalena (a la tienda del señor Marino, esposo de la señora Marina). Mi madre señalaba los rollos de tela y se los bajaban; acto seguido, los acercaba a mi cara "para ver si es un color que te levanta y te asienta, hijita". Obvio, yo no podía usar cualquier color, tenían que ser fuertes: fucsia, naranja, turquesa... porque sino, mi madre pegaba el grito en el cielo (nada podía hacer que se me viera más oscura).

Y sí, no solo era con la ropa, también con los
millones de ganchos, moños y vinchas que me ponía en la cabeza para que se me viera menos capulí en todo momento; me sentía empacada y coronada con un lazo de regalo, y no olviden que además de los adornos de la cabeza, los colores estridentes de mi ropa hacían también lo suyo.

De pronto, y antes de que me diera cuenta, ese sobrenombre que me puso la cruz encima, se convirtió en algo lindo. No sé si él se dio cuenta de lo horrible que había sido para mí ser catalogada dentro del rango 'color capulí'. No sé si simplemente se le ocurrió llamarme así porque quizá le pareció bonito. No sé, nunca le he preguntado, pero
cada vez que me llama por teléfono y me dice "hola, mi capulí", se me encoge el corazón.

Me imagino que a él también se le debe encoger el corazón cada vez que se ve al espejo y mira ese
tatuaje que se hizo en el pecho, al lado izquierdo: un capulí en fruto, y una flor de capulí. Me gusta ver ese tatuaje a mí también, porque me hace recordar que él convirtió ese sobrenombre denigrante, en amor. Amor.

22.5.12

@ Miscelánea Dulces - Artesanales ¡y delis!

El año pasado sentí la imperiosa necesidad de aprender recetas nuevas. Me encanta estar en la cocina y siempre preparo cosas saladas, pero quería más dulce (sí, todavía más) en mi vida, así que pensé que sería buena idea seguir unas clasecitas.

Fue en ese momento que me topé con un aviso en Facebook que decía algo así como "clases de cupcakes todos los sábados; el precio incluye degustación y materiales" ('degustación', palabra mágica...). Al toque averigüé dónde era, de qué se trataba y separé el día para mi magistral clase.

Llegué hasta La Molina, y Patricia me abrió la puerta de su taller. Me pareció seria al principio, pero luego la clase se tornó súper divertida y didáctica. Aprendí a preparar los benditos kekitos y aunque aún no logro que me salgan perfectos, recuerdo ese día con mucho cariño.

Hace poco, me enteré de que esa linda chica estaba por abrir su propio negocio, un Miscelánea Dulces al alcance de todos, abierto al público, y me dio mucha alegría, porque de hecho es su pasión, pasión que ahora se ha visto personalizada en una tiendita chiquita y muy dulce en Miraflores.



La semana pasada estuve ahí, y aunque no tuve la suerte de encontrar a Patricia, sí tuve la suerte de probar esos brownies y las galletas de chocolate blanco que me hicieron soltar un gesto cuasi orgásmico (es que, creéme, ¡son demasiado ricos sus dulces!). Casi muero con el primer mordisquito del brownie: mojadito, medio melcochudo, recontra dulce y chocolatoso... Tuve que morderme la mano para no comerme el otro que estaba en mi cartera, porque ya tenía dueño.



Fui por la noche, y creo que por eso tampoco tuve la suerte de encontrar sus cupcakes de chocolate ni ese pye de limón con hierbabuena que suena casi casi celestial (moraleja: ¡ir temprano!). Pero no importa, volveré por más en estos días (quizá hoy) para seguir enchanchándome.



Es un rincón bien lindo que puedes visitar, de paso que endulzas tus tardecitas frías. Y si quieres conocer a Patricia, te dejo con una entrevista que le hicimos hace poco en Mujer Activa (puedes leerla a través de este link) en la que nos cuenta más acerca de esa dulce pasión.


¿Dónde?
Miscelánea Dulces
Calle Recavarren 316, Miraflores (cuadras 4 y 5 de Av. Pardo)
Tlf: 242-7139

17.5.12

Momentos Instagram: vida cotidiana y mucha comida


Desde hace poco, Instagram se instaló en mi Android. No soy mucho de tomar fotos con mi celular, porque la cámara es una real porquería, pero algunos momentos valen la pena preservar; además, ya descubrí un truco excelente para mejorar y levantar las fotos oscuras, y transformarlas un poco para que se vean decentes.

También descubrí que a través de http://www.gramfeed.com/, puedes tener una vista como esta desde tu PC, como un pequeño resumen de tu actividad en Instagram.

Vida cotidiana y mucha comida retratada :)

16.5.12

En tus zapatos... ¡lo que NUNCA debes hacer!


Cuántas, cuántas mujeres descuidan sus pies, porque "están fuera del alcance la vista". No, señoras, sus pies están más cerca de la vista de los demás de lo que se imaginan, y más cerca aún de muchas otras mujeres que notamos los defectos allí, incluso antes de notar que no se hicieron la cera en el bozo.

Por eso, es básico, imperante y menester, que cada mañana, cuando terminen de vestirse, tengan en cuenta lo que nunca deben hacer, ni con sus pies ni con sus bellos zapatitos... Les dejo 5 consejos de oro:


1. La etiqueta de la suela

Este es el pecado más grande del mundo zapatístico. Las etiquetas de la talla o el precio deben estar fuera de las suelas ni bien llegas a tu casa y abres la caja para admirarlos de nuevo; voltea el par y sácales ese sticker, por el amor de Dios.


2. Las mini medias de nylon

Serán pŕacticas, cómodas, todo lo que quieras, pero se ven espantosas si sobresalen de tus zapatos, y más aún cuando son de un color más claro que tu piel. De muy mal gusto estas mediecitas. ¿De quién rayos fue la idea de ponerlas en venta en el mercado?

3. Las curitas visibles

Ah, otro problema que muchas hemos tenido que atravesar gracias a esos zapatos que te hacen ver la vela verde, pero que nunca te quieres quitar porque te fascinan. Ya, chévere, ponte las curitas, pero compra varias de esas transparentes que casi no se notan, o de las color piel mate, y procura esconderlas bien. Ten varias de repuesto, porque se ve espantoso cuando la curita está arrugada y sucia, y quieres a toda costa seguir usándola, cual trofeo de guerra...

4. El pegamento sucio de las curitas que usaste

Sí, sí, y no te olvides, por favor, de limpiarte los restos de pegamento que te quedaron en la piel (y que, por lo general, se ven de color negro). Chapa tu algodón y con un poco de alcohol, límpiate la zona, porque se verá realmente asquerosito si te lo dejas allí.

5. Las eternas ampollas

No se te ocurra, por lo que más quieras, usar tus zapatos nuevos para ese matrimonio o cóctel en el que estarás mil horas parada. Que te salgan ampollas será lo mejor que te pueda suceder (si es que antes no te estampas contra el suelo por una bendita torcedura de tobillo), pero de todas maneras es mejor evitarlas a como dé lugar. Usa los zapatos una semana antes del gran evento, un rato todas las noches cuando regreses a casa.

A veces se nos pasan detalles por alto, pero es súper útil tenerlos en cuenta. Y algo que aprendí hace unas semanas (después de que dos sandalias se me rompieron en dos días seguidos...) es que a veces puede ser una buena idea cargar con un rollito de gutapercha en la cartera, para poder forrarte el pie (y no perder el zapato) por si metes la pata...

7.5.12

Pincakes: ¡sorteo flash de cupcakes!


Algunos ya conocen Pincakes, otros, aún no, ¡así que esta es la oportunidad para probarlos! Sortearé 2 cajas de 4 cupcakes cada una este miércoles 09 de mayo a las 10pm vía random.org. ¡El sorteo es flash!

¿Qué tienen que hacer para ganar? Dos cositas muy simples:
  • Darle "Me gusta" al fanpage de Pincakes ---> click aquí
  • Dejar un comentario debajo de este post contándome a qué hora es más rico comerte un cupcake y porqué.

Cada caja contiene:
  • 2 cupcakes de vainilla con chispas de chocolate.
  • 2 cupcakes de chocolate con castañas.
  • Cada cupcake está decorado con frosting de queso crema sabor a vainilla y sprinkles de colores.

El recojo será el día jueves 10 de mayo en Magdalena en el transcurso del día.

¡Ñom Ñom! 
¡Suerte! 

¡Ganadores! 

Felicitaciones a Mireya Guerrero y Dharmabell, quienes ganaron gracias al Sr. Random :)


Coordinaré la entrega con ustedes vía mail. Escriban a pincakes.pedidos@gmail.com.

¡No se despeguen del blog y de Pincakes, porque pronto habrá más sorteítos!

3.5.12

A propósito del Día del Trabajo

Mis genes de querer ganar dinero vienen desde tiempos remotos, cuando empecé a venderle a uno de mis hermanos unos pequeños negativos de Blanca Nieves; a otro hermano (sí, somos muchos) le lavaba el carro con la intención de sacar alguito, pero creo que nunca me pagó por eso. Luego, en 5to de primaria, me hice una platita en base a mi gran colección de stickers que los ilusos de mi colegio me compraban por S/.0.50 o S/.1.00.

Hace dos años cumplí una década de pertenecer a esa "divina" parte de la población que trabaja y se gana los frejoles de honradas maneras. Sí, fue en el verano del año 2000, cuando una ex cuñada mía me cedió su chamba de profesora de inglés en un instituto pichiruchi en Chorrillos. Me despertaba tempranito, chapaba mi combi y llegaba a mi centro de labores, muy feliz yo; tenía a mi cargo a unos 5 o 6 alumnitos, (todos criters, por cierto) y en el recreo que tenían, yo salía a comprarme coco dulce en el ambulante de la esquina. Obviamente, nadie nunca se enteró de que yo tenía 16 jóvenes años... Con ese primerísimo sueldo, corrí a GMO y me compré mis primerísimos lentes de contacto.


Luego de esa experiencia (y de que me gustara la plata), me recurseé de mil maneras: fui mesera en un restaurante hindú, vendí joyería Ilaria en el aeropuerto, fui reportera de un programa que transmitían por Soyuz, trabajé en la Contraloría General de la República, hice y vendí kekes en la universidad (a luka, caserita), tuve freelos como redactora y consultora de comunicaciones, fui niñera, repartí boletos de tómbola en un evento de la universidad, la hice como maquilladora por un día, posé para unas fotos de Apropo, vendí ropa en una tienda del Jockey Plaza, preparo y vendo cupcakes...

También tuve mi propia marca de ropa y accesorios, "Flor. Hecho a mano", junto a una amiga del colegio (con la que también organicé una fiesta pro fondos, ¡jajaja!). Ella y yo nos amanecíamos haciendo aretes, collares, pulseras, dijes, accesorios para el celular y todo lo que se nos ocurriera en la inmensidad de noche, sentadas en su cama. Tuvimos nuestros honrados puestos de venta en varias universidades cada vez que había feria: PUCP, UL y USMP. Incluso, tuve la suerte de sentarme con ella en una vereda, afuerita de la facultad de odontología de la USMP, con nuestra bisutería hecha a mano dispuesta a venderse como pan caliente. Y cuando pasaba el señor de las manzanas acarameladas, nos dábamos un break y cada una con su manzana en mano, hacíamos 'cronch, cronch' con los dientes mientras contábamos las monedas que nos habían caído esa tarde.

Encontré un diseño de tarjeta que hice cuando mi amiga y yo
teníamos nuestro negocito (no nos llames, ya no antendemos)

Creo que todo lo que he hecho en mi corta vida ha sido por las ganas de no querer salir a la calle sin dos monedas para la Coca Cola del día, para poder comprarme ese esmalte que tanto me gustó o para sentarme a tomar un café sin esperar a que me lo paguen. Es rico ganarte tu propia plata, ser miembro de la PEA (y no de la PENA...), darte tus gustos, pero sobre todo, es más importante darle el valor que merece eso que te ganaste sacándote la mierda, así hayas lavado inodoros en un restaurante o le hayas limpiado el poto a la viejita que te contrató para que la cuides. Todo se hace con esfuerzo y todo esfuerzo debe hacerse con ganas. Feliz Día del Trabajador:)