29.10.09

Celebro el ciberperiodismo. Soy ciberperiodista.

Por ahí la gente me pregunta "¿dónde trabajas?". Uno de mis hermanos (que vive en Venezuela) me afirma orgulloso, "supongo que estarás en El Comercio". Mi mamá no entiende, hasta ahora, qué rayos es lo que hago y me cuesta hacerle entender a mi papá que lo que escribo no se tiene que imprimir para ser leído.

¿Por qué es que hay una generación (o grupo de personas) que aún no puede darse cuenta de que el periodismo ha evolucionado y que ya no solamente se da en un periódico, en un noticiero o en un programa radial matutino? ¿Mentes retrógradas? ¿o cerradas? ¿o acostumbradas a lo clásico?

Tampoco yo voy a excluirme completamente de ese grupo. Incluso para mí era difícil entender, hasta hace poco, que podía hacerse un periodismo que no fuera ese del que hace noticias, ese del que se habla de política o economía sí o sí, porque tal vez también era de las personas que sentía que para hacer periodismo había que hablar de Alan García. Claro, hasta hace poco, cuando recibí una de las más importantes llamadas de mi historia (2 de enero de 2009).

Quizá sea necesario que uno mismo abra su mente y entienda que el periodismo de internet, el ciberperiodismo, es algo que ha abierto sus puertas hacia otros temas, tal vez, a noticias que no sean efímeras, como decían por ahí en el Coloquio de Ciberperiodismo en la PUCP, y esas noticias que no son efímeras son lo que yo hago, son mi chamba, son mi día a día.

¿Efímeras ¿Ah? Este es un término que podría darse muy bien para compararme a mí con un ciberperiodista de deportes, por ejemplo. ¿Por qué? Simple: él escribe hoy acerca de un equipo que hizo tres goles en un torneo de fútbol y, mientras tanto, yo escribo sobre las propiedades del sacha inchi. Puede que su noticia esté vigente por un par de días, pero la mía la podrá visitar lguien dentro de los próximos años también.

Con esto no quiero decir que las noticias que hagan otros no sean importantes, sino que cada una de las noticias va para un público en particular, para una necesidad en particular. Con esto quiero decir que me he dado cuenta de que un ciberperiodista no tiene que definirse como tal si solo escribe en diario más renombrado del país. El ciberperiodista puede definirse así siempre y cuando hable de temas que le importen a la gente, así sean hard news o artículos de moda.

Es por esto que celebro el ciberperiodismo; porque hoy puedo definirme como tal, porque lo que escribo es leído por miles de personas; porque el sitio (o, mejor dicho, los sitios) donde escribo tienen visitas que ascienden a las 40,000 personas diarias; porque no tengo que trabajar en el mejor periódico del país para saber que lo que estudié y en donde estudié valió la pena; porque no estoy todo el día pensando en que seguro hoy me cortan la cabeza por reducción de personal.

Necesitamos darle espacio a otro tipo de tecnologías e informaciones, y aceptar que estamos cambiando, evolucionando. Que no necesitamos imprimir para ser vistos o leídos y que podemos entregarle a la gente lo que quiere, así no sea coyuntural. Solo falta dar ese pequeño salto que nos puede hacer grandes sin la necesidad de quitarnos la etiqueta de "periodistas".