3.12.10

Ese gran día con el que muchas (o todas) soñamos


Alguna vez soñé con un vestido de novia de cola larga, súper larga, y muy blanco, como los de las novias de novela. Casarme con el príncipe azul, muy parecido al que tuvo Cenicienta, que me despierte con un beso y me lleve a un castillo divino. Que la historia termine en un "...y vivieron felices para siempre. Colorín colorado, este cuento se ha terminado".

Claro, la vida es diferente; no hay caballos blancos, ni zapatos de cristal. Tampoco hay expresiones de novela o príncipes con capa. Cada uno elabora su colorín colorado con un sueño real, con un vestido real y con un hombre real.

Mañana es el gran día, nuestro gran día. Después de haber tenido que correr de un lado para otro, de organizar, de ahorrar y de dormir poco, al fin me llegó ese momento con el que muchas soñamos desde chiquitas, desde que entran a tallar los cuentos de Disney en nuestras pequeñas vidas.

No estoy tan nerviosa, sé que todo va a salir perfecto. Lo único que me aterra es que me dé fiebre por culpa de esta gripe de último momento. Quiero reír, llorar de alegría, saltar, tener millones de fotos, miles de felicitaciones, embriagarme, quedarme jato en el jacuzzi del hotel y llevar por siempre ese aro con el que soñé desde que lo conocí.

Mañana nos casamos, y así no tengamos luna de miel (porque la adelantamos), no importa, estamos formando nuestra familia de a pocos, en orden, con un paso a la vez y me encanta. ¡Mañana (por fin) llegamos al corazón dibujado en el calendario!