20.6.10

Cómo preparar cakepops

El fin de semana fue cumpleaños de un amigo y quise innovar, no llegar con un trago, sino con unas sorpresitas para que las reparta entre quienes vayan. Feliz yo, me dediqué toda la tarde a hacer cakepops, una receta interesante (y nada rápida de hacer...) que anda pululando por Internet; yo quise hacer mi propio tutorial:)

Lo primero que hice fue preparar un keke de chocolate (también lo puedes comprar). El sabor puede variar con el que más te guste. Lo desmenucé con un tenedor cuando se enfrió hasta que quedó bien deshecho. Encontré una receta de bizcocho rojo, pero esa ya la utilizaré en otro momento.

Para poder amasar bien y hacer las bolitas, le eché al keke un poco de manjar blanco. Yo usé una bolsita de 200 gramos de manjar Bonlé, que me gusta mucho, por cada 400 gramos de bizcocho; con esta cantidad es suficiente. La parte que más me gusta es amasar con la mano, porque se torna todo más divertidoXD

Formé bolitas, todas bien parecidas en tamaño. Pude haber usado una de esas cucharas de helado para que todas tengan la misma cantidad, pero no fue necesario, las hice al ojo y me quedaron súper bien. Las metí a la congeladora por unos 15 minutos, pero también pueden colocarse en la refri por unos 30 minutos.


Mientras las bolitas se enfríaban, me puse a derretir el chocolate (usé cobertura Negusa). Para la cantidad de keke (400 gramos) utilicé dos tabletas y media, más o menos. Puse a hervir agua en una ollita pequeña y sobre ella, un pyrex con el chocolate. La cobertura se derritió solo con el vapor, pero también puede hacerse colocando el pyrex dentro del agua.

La cobertura no necesariamente tiene que ser de chocolate de leche, sino que también puede usarse bitter o chocolate blanco; este es ideal si alguien necesita teñirlo de colores y hacer diseños más divertidos. De hecho es más trabajoso, pero encontré unas ideas buenísimas en la web de Bakerella, una pastelería del país del norte que tiene dulces deliciosos (al menos así se ven).

Encontré unos palitos de madera; de hecho buscaba los de plástico, como los que se usan en los chupetes de caramelo, pero no encontré. De todas maneras, mejor usar estos, porque tienen la punta bien afilada. Bañé la puntita de cada palito en chocolate y los metí en las bolitas, bien hasta el fondo para que no se salgan; las bolitas frías hicieron que se solidifique el chocolate dentro de ellas y estén más seguros los palitos.

Comencé a bañarlas cuando todas las bolitas estaban listas con los palitos. A mí me gusta tener todo a la mano para no tener que dejar la cocina por nada del mundo. Encontré una cuchara grande que me ayudó un montón al momento de bañarlas, o "pintarlas", como yo lo llamo.

Me di cuenta de que no era viable sumergir completamente las bolitas en el chocolate; primero, porque se demora más en secar, y segundo, porque gasto más chocolate. Las pinté bien y las cubrí con grageas de colores.


También se puede utilizar otro tipo de caramelos, como bastones o grageas más pequeñitas de un solo color, dependiendo de la ocasión. Se me ocurre que una buena idea es hacer caritas o diferentes personajes, como muestran en Bakerella...

Como era cumpleaños de mi pata, encontré una cinta de color azul, compré unas bolsitas y las envolví bonito. No sabía dónde rayos colocar las sorpresitas para que se vean lindas, así que se me ocurrió tomar presatada de mi cocina la canastita de pan.


Me hubiera gustado que las fotos salgan más lindas, pero es culpa de la cámara, jejeje. El sabor de los cakepops es buenote y de hecho va a variar según cada ingrediente que utilices; de repente un keke de vainilla será menos dulce que uno de chocolate, pero definitivamente me quedo con esta mezcla:)

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18.6.10

Los fines de semana

Fin de semana, finde, o simplemente fin, la cosa es que se empieza a esperarlo con ansias desde el domingo a las 9 de la noche, cuando uno se da cuenta de que Cuarto Poder ya está por terminar y que es momento de ver a Bayly, "a ver qué rayos nos trae esta vez".

Cuando terminé la universidad me di cuenta de lo valioso que puede ser el fin de semana, de todas las cosas que podían hacerse y de lo rico que podía ser descansar por 48 horas seguidas enredada con la colcha cual oruga, a menos que toque algún cumpleaños, alguna fecha importante en el calendario o cualquier tipo de ágape familiar.

Me acuerdo que cuando era chica esperaba el fin de semana para ver Nubeluz y Hola Yola. Me levantaba tempranito, antes de la 8 de la mañana (tiempo que usaba para ver los programas de ventas por TV hasta que comience el ansiado show), y ni bien sonaba la canción inicial, me paraba de la cama para seguir todititos los pasos... "Ya llegó el momento de bailar y de reír, laralaralara...(8)"



Yo era una nubetora hincha del equipo rojo y siempre soñe con llevarme uno de esos conos que segurito tenían una cantidad infinita de dulces. Por suerte tuve la dicha de verlo en físico, porque mi vecina se ganó uno de esos y la verdad que no se veía tan despampanante como en la tele; también se ganó una medalla con el arcoiris de Nubeluz y tampoco se veía tan true.

Pasó el tiempo, se acabó Nubeluz, Yola ya no hizo más un programa y yo, como era debido, crecí en edad (mas no en estatura). Mis fines de semana ya no eran más para bailar frente a la tele y tampoco para jugar con los vecinos. Ahora los findes eran un suplicio total lleno de separatas y resaltadores.

Ya en la universidad, mis fines eran para estudiar, claro que no siempre me terminaba las separatas, pero al menos hacía el intento. Yo prefería estudiar los fines de semana y no amanecerme todo el tiempo con miles de tazas de café con Coca Cola; ni cagando, esa vaina no era para mí.

Luchando entre separata y separata, se acabo la universidad y pasé a entender lo necesarios que son los fines de semana para hacer cualquier cosa, menos estudiar, por supuesto. Asumo que en unos pocos años los extrañaré jodidamente, porque me encontraré limpiando potos y preparando biberones, pero esa ya es harina de otro costal.

¿A qué vino todo esto? Es que mi amixín bombín, Santos, puso en su Facebook un video de Nubeluz y me hizo recordar mi niñez, los fines de semana y en cómo va cambiando la vida... ¿Cómo será que los demás aprovechan sus findes?