18.6.10

Los fines de semana

Fin de semana, finde, o simplemente fin, la cosa es que se empieza a esperarlo con ansias desde el domingo a las 9 de la noche, cuando uno se da cuenta de que Cuarto Poder ya está por terminar y que es momento de ver a Bayly, "a ver qué rayos nos trae esta vez".

Cuando terminé la universidad me di cuenta de lo valioso que puede ser el fin de semana, de todas las cosas que podían hacerse y de lo rico que podía ser descansar por 48 horas seguidas enredada con la colcha cual oruga, a menos que toque algún cumpleaños, alguna fecha importante en el calendario o cualquier tipo de ágape familiar.

Me acuerdo que cuando era chica esperaba el fin de semana para ver Nubeluz y Hola Yola. Me levantaba tempranito, antes de la 8 de la mañana (tiempo que usaba para ver los programas de ventas por TV hasta que comience el ansiado show), y ni bien sonaba la canción inicial, me paraba de la cama para seguir todititos los pasos... "Ya llegó el momento de bailar y de reír, laralaralara...(8)"



Yo era una nubetora hincha del equipo rojo y siempre soñe con llevarme uno de esos conos que segurito tenían una cantidad infinita de dulces. Por suerte tuve la dicha de verlo en físico, porque mi vecina se ganó uno de esos y la verdad que no se veía tan despampanante como en la tele; también se ganó una medalla con el arcoiris de Nubeluz y tampoco se veía tan true.

Pasó el tiempo, se acabó Nubeluz, Yola ya no hizo más un programa y yo, como era debido, crecí en edad (mas no en estatura). Mis fines de semana ya no eran más para bailar frente a la tele y tampoco para jugar con los vecinos. Ahora los findes eran un suplicio total lleno de separatas y resaltadores.

Ya en la universidad, mis fines eran para estudiar, claro que no siempre me terminaba las separatas, pero al menos hacía el intento. Yo prefería estudiar los fines de semana y no amanecerme todo el tiempo con miles de tazas de café con Coca Cola; ni cagando, esa vaina no era para mí.

Luchando entre separata y separata, se acabo la universidad y pasé a entender lo necesarios que son los fines de semana para hacer cualquier cosa, menos estudiar, por supuesto. Asumo que en unos pocos años los extrañaré jodidamente, porque me encontraré limpiando potos y preparando biberones, pero esa ya es harina de otro costal.

¿A qué vino todo esto? Es que mi amixín bombín, Santos, puso en su Facebook un video de Nubeluz y me hizo recordar mi niñez, los fines de semana y en cómo va cambiando la vida... ¿Cómo será que los demás aprovechan sus findes?

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