19.5.08

Veinte años más un mes

Tú García, yo Rivera. Tú casado, yo soltera. Tú flaco, yo... no... (dammit!). Tú más de cuarenta, yo mucho, muchísimo, menos de eso... Tú deportista, yo no (me rehuso!!!). Tantas diferencias, en realidad innumerables, pero en todo este tiempo que te conozco (toda una vida) me he dado cuenta que también podemos llegar a parecernos en algunas cosas así nos llevemos veinte años más un mes: ambos somos Castillo, a ambos nos gusta la chela, ambos somos más tercos que todas las mulas de este planeta y, para no hacerla tan larga, ambos nos queremos inmensamente.

El miércoles de la semana pasada fue el cumpleaños de una de las personas más importantes en mi vida. Si bien toda mi existencia me ha fregado la paciencia -hasta el punto de hacerme llorar de coraje- debo reconocer que lo amo de manera indiscriminada y aunque él jamás de los jamases me lo haya dicho "cara a cara y sin temores" sé que también lo siente así por las mil y un cosas que es capaz de hacer por mí.

Esperaba llegar a tu casa antes que tú para darte la sorpresa y gritar "Feliz Cumpleaños!!!" (lo siento, sabes como es la señora Nora de demorona...), pero ni modo, me aguanté la cólera porque no pasó como yo quería. Nos recibiste con una sonrisa medio forzada, como si solo quisieras estar ahí con tu mujer y tus hijos, pero ni modo, chochera, así es la vida...

Copas van, copas vienen... En realidad más vienen que van y una tía sentada en ese sofá contando cuántas se había zampado la bebita de la familia. "Ya van tres, hijita". "Te equivocas tía, son cuatro...", le respondí tan irreverente como siempre. Entre esas copas traté de tomarme al menos una foto contigo. No recuerdo tener una foto juntos desde hace... ¿Cuánto?... Mmm... A ver... En realidad no recuerdo. Debe haber sido hace una bola de tiempo. Al fin logré disparar ese bendito botón de tu bendita Blackberry (o Cranberry, como diría Toño) e hicimos ¡Click!, pero no del tipo ese que hacen las vedettes con los altos funcionarios de la TV, sino de aquel que preserva un momento para la posteridad, para toda la vida.

Solo quiero darte las gracias por enmarcar aquella fotografía que tomé hace tres años en blanco y negro y ponerla en ese rincón tan especial de tu casa. Realmente me sorprendes. Gracias por querer convertirme en casi-dueña de ese maletín con contenido invaluable; ten por seguro que lo cuidaré y que ya voy en estos días a recogerlo (tampoco quiero que te arrepientas. Ya sé, ya sé... es solo un préstamo...). Gracias por todo el apoyo que me has brindado en estos últimos tiempos, sabes que sin ti no lo hubiera logrado. Y, para finalizar, gracias, infinitas gracias, por ser mi hermano.

Te amo (aunque me digas que lo dudas).


1 comentario:

  1. maldita sea! sigo esperando algun comentario sobre el dia d mi putisimo santo! :@ !

    ResponderEliminar

¿Qué opinas?