28.9.10

Mi hermano, el gigante


Gracias a él tenía que prender las luces de noche y revisar tras la cortina del baño para ver si estaba Freddy Krueger. Me asustaba diciendo que Poltergeist me iba a llevar. Apuntaba en mi agendita telefónica de Mickey Mouse los teléfonos de La Mosca y Pablito Ruiz. Una vez me rompió la carátula de mi cassette de Vilma Palma e Vampiros y me tiró los pedacitos en la cara.

Yo perseguí con un palo a su amigo por todo el pasaje donde vivíamos, mientras le gritaba "¡¡¡te voy a matar!!!". Golpeé el suelo a propósito para que él pensara que me había golpeado, me puse a llorar de mentiritas y él subío corriendo a abrazarme; yo le pateé los huevos cuando me cargó. Para despertarlo, me sentaba sobre su poto cuando él estaba bocabajo y yo saltaba encima. Descubrí que guardaba su plata en una lata de Pringles y él se dio cuenta, así que me dejó un mensajito: "enana de mierda, no toques mi plata".

Él y yo hemos sido muy unidos, al menos eso siento. No sé si es factible decir que a él lo quiero más que a los demás, pero es una idea que frecuentemente se me pasa por la cabeza. Es que hay millones de cosas que me hacen sentirlo, como cuando llegó de sorpresa -después de tiempo que no pisaba Lima- y nos dijo "hola", como si nada; casi me da un paro en plena calle. Qué roche.

Me acuerdo cuando mi mamá contaba que él sacaba su promedio de matemáticas para ver con cuánto tenía que pasar el examen final en el colegio. Muchos no daban un centavo por él en los estudios. Hoy es un gigante (y no solo de altura) en lo que más le gusta: los bichos. Pronto se irá a Estados Unidos a hacer su doctorado, becado; justo el otro día le preguntaba cómo podía ser posible que estudie tanto y tanto, ¡por 4 ó 5 años más!

No sé cómo hace para memorizarse los nombres larguísimos de esos insectos que le apasionan... Yo le señalo alguno de los que tiene en su laboratorio y me dice "esta es una Hadrostethus eberhardi, de la familia Ichneumonidae y del orden Hymenoptera...". Yo a las justas puedo pronunciar mi nombre, creo.

Cuando lo visito me muestra todas sus publicaciones y los estudios de entomología que está haciendo... ¡en inglés! Sabe que solo entiendo los artículos y conectores (porque lo demás es incomprensible si no eres de su especie), pero aun así me da sus papeles para que los lea. Yo lo jodo y le digo que no entiendo nada, pero la verdad es que me encantaría abrazarlo y decirle cuánto lo admiro por ser tan amante de lo que hace. Seguro se da cuenta de que no entiendo, porque me sienta junto a él frente a la compu y me explica un poco más su chamba.

¡Cómo lo quiero cuando es tan paciente! Una vez me enseño eso de familia, género, orden y subgrupo de las especies, con una ruma de zapatos que iba sacando del ropero. También me enseñaba matemáticas cuando yo estaba en secundaria, pero terminaba diciéndome "¡no seas bruta!" cuando no entendía algo. Él no cerraba el libro y me mandaba a la michi, sino que volvía a explicarme el problema para que me entre de una buena vez, haciendo garabatos lindos con su lápiz en una hoja de papel.

Casi nunca lo entiendo en sus fórmulas y huevadas científicas, porque él es de otra especie, me parece. Debe ser de una especie opuesta a la mía (o sea, no-bestia), pero tan parecida a la vez. Hoy comíamos Cuates a la misma velocidad; de eso me di cuenta sin que él lo supiera. Nos parecemos mucho, creo que por eso lo quiero tanto.

Lito, cuando yo tenga 80 años y tú, 88, sígueme diciendo enana mostra y golpeándome la frente con una cuchara cuando no te entienda. Pero hazlo suavecito, ¿ya?

2 comentarios:

  1. JAJAJA no sabes como me he reído apenas comenzabas el relato, me hiciste recordar a mi hermana. Qué sería de nuestra vida sin ellos, verdad?
    Me encantó el post =)
    Un besito

    Cielo
    El Mundo de Cielo

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