13.2.12

Stroopwafels, ¡benditas sean!

Nos devoramos las últimas tres del paquetito
que me trajeron de Holanda mientras nos íbamos a la playa :)

Era diciembre de 2010 y hacía un año que no veía a mi amiga. Nos citamos en San Antonio para chismear un poco de cómo nos había tratado la vida en este tiempo; a mí en Lima, a ella en Holanda. Después del abrazo respectivo y la emoción, abrió su cartera: sacó un cajita con posavasos de madera labrados a mano y una bolsita con 10 galletas.

Las benditas galletas eras redonditas, marroncitas y rellenitas. Me comentó que eran súper típicas de Holanda, como la mazamorra morada en Lima más o menos. Curiosa (y hambrienta) abrí el paquetito, di un mordisco y... ¡OMG! ¡Pero qué ricas, por mi santa madrecita!

No recuerdo haber probado algo tan sabroso en mucho tiempo, algo con un sabor tan diferente a lo de todos los días... Mantequilla, caramelo, canela... ¡no encontraba palabras para describirlas! Y hasta ahora no lo logro, porque volví a probarlas hace poco; luego de otro año de ausencia, mi amiga volvió a casa no sin antes meter a su maleta otro paquetito para Male, la adicta.

Son unas galletas redondas con relleno como de caramelo que han ido evolucionando desde que un panadero las inventó en 1784 y lo más interesante del caso es que he encontrado (¡por fin!) una ciber-tienda que vende stroopwafels en Lima. ¡Sí, sí! Casi muero de la emoción cuando me enteré que ya se comercializan por estos lares, así que hice mi pedido, desembolsé mis 15 solcitos y las recogí en Miraflores. No me pude resistir y me comí 3 al hilo (¡son grandes, del tamaño de la palma de la mano!).

Claro, de hecho las originales, las holandesas, tienen otro sabor, un no sé qué que las hace absolutamente únicas, pero las que están preparando y vendiendo los chicos de Stroopwafels Perú tienen su cuota de adicción también; siento que no son tan grasa como las holandesas y hacen sabores variados, dos puntos muy a su favor. Si ya probaste estas galletas de caramelo porque alguien te las trajo de souvenir y también te enloquecieron como a mí, ¡ya sabes que aquí en Lima las puedes encontrar!

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